No es ningún secreto que la Costa del Sol tiene un clima privilegiado todo el año y, para mi, ir en Semana Santa a la provincia de Málaga es la mejor manera de darle la bienvenida a la primavera y de romper con el frío de meses de invierno.
Lo bueno es que la provincia combina paisajes de naturaleza (tiene espacios naturales protegidos) como la desembocadura del Guadalhorce, planes de aventura (¿te animas a hacer el “Caminito del Rey”?), destinos de sol y playa -me encantan las playas de Marbella– y, por supuesto, ciudades y pueblos con encanto.
Dependiendo de la cantidad de días que tengas y de tus gustos, puedes optar por la ciudad de Málaga, con su gastronomía, patrimonio histórico y cultural -que cada vez es mayor con museos y galerías-.
También puedes visitar Nerja, conocido como “el balcón de Europa”, con sus playas y cuevas; Frigiliana que es uno de los pueblitos andaluces más coquetos que hay o recorrer Archidona, que fue declarado Conjunto histórico-artístico y donde podrás ver evidencias de restos prehistóricos. Pero hay muchos más sitios en la provincia de Málaga, como Antequera con su Alcazaba y Colegiata o Ronda con su espectacular puente nuevo.